Un hombre fue detenido como presunto culpable de la muerte del agente de la Guardia Civil, José Manuel Arcos, esta madrugada en Granada, España.

Los hechos se desencadenaron luego de que el guardia civil, de patrulla por la noche en Huétor Vega, con una compañera en prácticas, diera el alto a un “delincuente habitual”, natural de Granada, al resultarle sospechoso. Llegando a forcejeos entre el guardia de 48 años y el ciudadano de 40.

Durante el forcejeo, cae el cinturón con el arma del guardia civil, el individuo se la arrebata y efectúa varios disparos contra él tras lo que huye a pie. El individuo, identificado como J.A.M.G., fue localizado conduciendo una furgoneta, al parecer robada. Huyó con el arma y la llevaba con él en el momento de su detención, afirman fuentes confiables.

Además, el detenido, que consta con un amplio historial delictivo, abandonó en la zona una mochila con un subfusil cargado, según fuentes cercanas a la investigación. El agente perdió mucha sangre y fue trasladado al Hospital de Campus de la Salud, donde murió tras ser intervenido quirúrgicamente.

La muerte de este guardia civil (herido en el abdomen por arma de fuego) ha puesto de nuevo sobre la mesa el debate sobre la necesidad de tener un chaleco individual antibalas,  el cual José Manuel Arcos no llevaba esta madrugada mientras patrullaba la calle y que su uso le hubiera salvado la vida, según los comentarios en las redes.

En las localidades de Huétor Vega y La Zubia, en cuyo puesto de mando trabaja el agente, se han secundado a las 12.00 horas concentraciones silenciosas en memoria de este agente tras su muerte en acto de servicio. Los mensajes de condolencia también se han sucedido a lo largo de la jornada desde todos los sectores de la sociedad.