En el contexto de las ayudas para el desarrollo por parte del Reino Unido a la India, los británicos se han encontrado con la estatua más grande del mundo en homenaje a Sardar Patel, una de las figuras centrales de su historia reciente en la lucha por la unificación del país.
El enfado por parte de funcionarios británicos es mayúsculo. En los 56 meses que se requirieron para construir la estatua de bronce al líder indio, de 182 metros de altura, según fuentes oficiales del Reino Unido se donaron grandes sumas de dinero en términos de ayuda extranjera al país asiático.
A pesar de que en 2012 Andrew Mitchell, por entonces secretario de Estado para el Desarrollo Internacional, anunció que los programas de ayuda para la India finalizarían después de 2015, el año pasado fueron invertidos cerca de 93 millones de libras (1.209 millones de dólares) por oficiales de Whitehall para distintos proyectos en dicho país. Un portavoz del Departamento para el Desarrollo Internacional afirmó que si bien la «ayuda tradicional» se ha acabado, ahora el Reino Unido provee «inversión privada para generar prosperidad, crear trabajos y abrir nuevos mercados».
Por su parte, Peter Bone, un miembro del Parlamento británico por los ‘tories’, afirmó que utilizar 1.000 millones de libras (1.300 millones de dólares) destinados a ayudar a construir una estatua es «un sinsentido total».
El dinero anglosajón destinado a la India tenía como objetivos contribuir en proyectos para derechos de las mujeres, la construcción de paneles solares e inversiones en transportes de baja emisión de CO2.