Aunque cada vez sabemos más sobre nuestro cerebro, este órgano sigue albergando numerosos misterios que aún están pendientes de ser descifrados. Una buena prueba de ello es el descubrimiento que acaba de realizar el neurocientífico grecoaustraliano George Paxinos, quien asegura haber encontrado un área cerebral que era desconocida hasta ahora. Dicha región ha sido bautizada con el nombre de núcleo endorestiforme, y se encuentra situada dentro del llamado cuerpo restiforme, en la base del cerebro, muy cerca de donde se une a la médula espinal.
Aún es pronto para saberlo con certeza, pero según el investigador su hallazgo podría estar vinculado a la capacidad para recibir y procesar la información sensorial y motora, con el fin de afinar nuestra postura y nuestros movimientos, indican sitios digitalizados.
Paxinos encontró la primera pista de la existencia de esta región cerebral hace unos 10 años, practicando un tipo de cirugía llamada cordotomia anterolateral, que se realiza para aliviar los síntomas dolorosos causados por algunas lesiones de la médula. Fue así como comprobó que las fibras que componían la médula, parecían terminar alrededor de donde se ha localizado el núcleo endorestiforme.
No obstante, la confirmación la obtuvo mientras tomaba imágenes para un nuevo atlas del cerebro, usando una novedosa técnica de coloreado de las células cerebrales, que permite clasificarlas en base a su función y a los neurotransmisores que producen, y no por su forma o apariencia. Fue así como encontró al conjunto de células que forman el núcleo endorestiforme.
«Fue como encontrar una isla en medio de un río», explicó.
Hay que decir que, hasta la fecha, no se ha encontrado esa región cerebral en ninguna especie animal. Pero aún es muy pronto para asegurar que es exclusiva del ser humano. Pudiera ser que los primates también la tuviesen y que hubiera pasado desapercibida, como ha ocurrido en los humanos. Por eso, el siguiente objetivo del investigador es comprobar si también existe en el cerebro de otras especies. La comunidad científica ha recibido el anuncio con notable interés pero, también con cierta cautela. Investigadores de la Universidad de Adelaida, en Australia, aseguran que aún es pronto para valorar el alcance de este descubrimiento.