El Ministerio de Sanidad de la República Democrática del Congo (RDC) confirmó 49 muertes por el rebrote del ébola en el país, según el último balance de las autoridades nacionales.
El informe deja constancia de 90 casos de fiebre hemorrágica en la región, 63 confirmados y 27 probables, en su gran mayoría en Mabalako, en la provincia de Kivu del Norte, fronteriza con Uganda. Bajo investigación están 25 casos sospechosos.
Dos pacientes confirmados sucumbieron a la enfermedad en Mabalako, con lo cual se eleva a 49 el número total de fallecidos.
Médicos Sin Fronteras (MSF) estableció un centro de tratamiento en Mangina, la localidad considerada epicentro del último brote. En total, hay 37 pacientes hospitalizados en el centro, a 31 de los cuales están infectados por el virus.
“Entre nuestros pacientes tenemos a varios colegas del servicio de salud congoleño en la zona”, indicó en un comunicado la coordinadora de programas de emergencia de MSF, Gwenola Seroux. “Fueron los primeros en responder y algunos se vieron expuestos al virus”, precisó.
En la vecina provincia de Ituri, MSF está trabajando en la carretera entre Mambasa y Makeke, en la frontera de Kivu Norte, donde visita centros de salud para establecer salas de aislamiento en caso de necesidad, iniciar actividades de vigilancia y trabajar con sanitarios de la comunidad para alertar sobre el ébola.
MSF subrayó que Kivu Norte “es una de las zonas más inestables de la región” y “el conflicto en curso y la fuerte intervención militar han tenido como resultado un alto número de desplazamientos, lo que empeora el problema crónico del acceso limitado a atención sanitaria”.
El hecho de que “se pueden producir grandes movimientos de población de forma repentina en respuesta a un brote de violencia” puede tener un impacto en la respuesta humanitaria al brote de ébola, ya que complican el acceso a zonas remotas para hacer seguimiento de los posibles contactos con contagiados, así como también para realizar tareas de sensibilización y vigilancia, subrayó la ONG.
Esa preocupación fue compartida por el director general de la OMS, Tedros Adhenom Ghebreyesus, quien realizó a principios de esta semana una visita a Mangina y Beni. “Lo que hace al brote en Kivu Norte más peligroso es que hay un reto de seguridad. Existe un conflicto activo en la zona”, subrayó.
Adhenom Ghebreyesus pidió a las partes enfrentadas en esta zona “un cese de las hostilidades ya que el virus es peligroso para todos, no elige entre este grupo o aquel”. Asimismo, solicitó la ayuda de la comunidad internacional para conseguir entrar a las zonas inaccesibles.