Tan pronto bajó de su canoa en las playas de Sentinel del Norte, una isla índica del archipiélago de Andamán, el estadounidense John Allen Chau, de 27 años, fue alcanzado por una ráfaga de flechas de una tribu que habita la zona y vive aislada del mundo exterior.
Los pescadores que ayudaron al intrépido hombre a acercarse a las islas se encuentran ahora detenidos y relataron a las autoridades que, tras la andanada de flechas, vieron a los aborígenes amarrarle una cuerda en el cuello a Chay y llevarse el cuerpo arrastrado.
Los testigos “estaban asustados y huyeron, pero regresaron a la mañana siguiente y vieron el cuerpo en la orilla del mar”, relatan fuentes oficiales.
Está por averiguar ahora qué llevó a Chau -un predicador cristiano que ya habría viajado cinco veces al archipiélago- a emprender este peligroso viaje a Sentinel del Norte, el último territorio preneolítico del mundo, hogar de una tribu sentilenese que ha habitado la isla durante aproximadamente los últimos 55,000 años.
Considerada la tribu más aislada del mundo por la organización de protección de tribus aborígenes Survival International, los indígenas de Sentinel del Norte se alimentan de la caza de pequeños animales, peces y frutos de recolección. Aunque disponen de armas como arcos, flechas y cuchillos, no usan el fuego y tampoco practican la agricultura.
Tribus como los sentineleses evitan todo contacto con la civilización y es sabido que son hostiles a cualquier intruso. La pequeña isla de 72 km2 que ocupan está incluso fuera de los límites de la marina india en un esfuerzo gubernamental por proteger a unos 150 habitantes originarios.
El mismo Marco Polo los había descrito, allá por el siglo XIII, como “una gente cruel y violenta que se come al extranjero que llega a sus tierras”.
En 1880, el administrador del gobierno británico Maurice Vidal Portman realizó una expedición a la isla con la intención de investigar a los nativos. Seis, entre ellos una pareja de ancianos y cuatro niños, fueron capturados durante la expedición y llevados a Port Blair, la capital del archipiélago.
Desafortunadamente, todo el grupo se enfermó rápidamente, provocando la muerte de ancianos y el envío de los niños de regreso a la isla, cargados de regalos, según un relato del Freepress Journal. Es posible que los menores transmitieran el mal y los resultados hayan sido devastadores.
En 1974, un equipo de grabación se internó en territorio de los sentineleses, quienes respondieron con flechas a las cámaras, llegando a alcanzar al director del documental ‘Man in Search of Man‘.
En 1981, el buque de carga MV Primrose encalló en los arrecifes de coral en la isla. Pasados unos días, los tripulantes notaron que los sentileneses construían botes y se preparaban para atacarlos. Tras la alerta, los tripulantes tuvieron que ser rescatados por helicópteros.
El primer contacto pacífico con los aborígenes lo pudo hacer en 1991 Triloknath Pandit, director del Centro de Estudios Antropológicos de la India, pero las visitas se interrumpieron después de 1997, tras algunos recibimientos hostiles.
Tras el tsunami que sacudió en 2004 el Océano Índico, los sentileneses rechazaron cualquier ayuda ofrecida por equipos de rescate indios.
En 2007, dos pescadores indios fueron asesinados por los isleños cuando se acercaban demasiado mientras pescaban. Desde entonces, no se había registrado ningún contacto entre la tribu y el mundo exterior, hasta el fatal incidente que terminó con la vida de Chau.