Aplicar en la piel lodo o arcilla mojada como tratamiento tópico, o un cataplasma, es práctica común en algunas culturas, y el concepto de usar lodo como medicamento data de los primeros tiempos.
Los investigadores de Mayo Clinic y sus colaboradores de la Universidad Estatal de Arizona (EE.UU.) acaban de descubrir que al menos un tipo de arcilla puede ayudar a combatir las bacterias que enferman las heridas, incluso algunas resistentes a los tratamientos.
Los resultados se publican en International Journal of Antimicrobial Agents (Revista Internacional de Sustancias Antimicrobianas) y de ellos se hicieron eco inmediatamente publicaciones especializadas.
«Demostramos que esta arcilla con menos hierro fue capaz de eliminar en el laboratorio algunas cepas bacterianas, incluidas aquellas que crean biopelículas y pueden ser particularmente difíciles de tratar», comenta la Dra. Robin Patel, microbióloga clínica y especialista en enfermedades infecciosas en Mayo Clinic, además de autora experta del estudio.
La biopelícula se produce cuando las bacterias se adhieren a una superficie y forman una película o cubierta protectora que las vuelve relativamente resistentes contra los antibióticos. Las biopelículas están presentes en el 66 por ciento de las infecciones que los médicos ven.
«El estudio representa un avance importante en cuanto a entender las propiedades medicinales la arcilla, especialmente de la arcilla azul de Oregon, cuando se adhiere a bacterias patógenas», dice Enriqueta Barrera, directora de programa en la División de Geociencias de la Fundación Nacional de Ciencias que financió el estudio.
En las pruebas llevadas a cabo en el laboratorio, los investigadores descubrieron poderes antibacterianos de la arcilla contra bacterias como la Escherichia coli y el Staphylococcus aureus, incluidas sus cepas resistentes, como las enterobacterias resistentes al Carbapenem y el estafilococo dorado resistente a la meticilina. La loción de arcilla fue eficaz contra varias bacterias, tanto en estado de plancton como de biopelícula.
El estudio es preliminar, y los autores advierten que solo se probó una concentración de la loción de arcilla. Llevar a cabo pruebas en el laboratorio es el primer paso para simular el complejo entorno de una verdadera herida infectada.
Advierten también que no todos los tipos de arcilla son provechosos, porque algunos, en realidad, pueden ayudar a crecer a las bacterias. Es necesario investigar más para identificar y reproducir las propiedades antibacterianas de la arcilla, con el objetivo de sintetizar potencialmente un compuesto uniforme con los minerales principales y bajo control de calidad.