Un grupo de científicos planetarios liderados por Clive R. Neal, catedrático asociado de ingeniería civil y ciencias geológicas en la Universidad de Notre Dame, se dio a la tarea de reexaminar la información que el Apolo había recabado en su misión en la Luna, y en la década de 2000 anunciaron en una reunión con el Grupo de Análisis de Exploración Lunar de la NASA, que en la Luna existe actividad sísmica considerable.
En las misiones del Apolo en 1969 y 1972, fueron colocados en la Luna, algunos sismómetros, estos enviaban información por radio hacia la Tierra, pero en 1977 fueron desconectados, según la NASA y ahora revelarían datos sorprendentes.
La investigación revelaba que, en nuestro satélite natural existen al menos cuatro tipos de sismos lunares. La primera categoría presentaba trepidaciones profundas que se extendían a 700 kilómetros bajo la superficie y que probablemente eran causados por mareas; la segunda identificaba que los sismos surgidos, habían sido provocados por meteoritos, citan medios de prensa.
La tercera indicaba la existencia de temblores termales que habían sido causados por la expansión de la corteza glacial cuando esta era iluminada por el Sol por primera vez en el día, justo después de haber pasado una noche lunar en extrema congelación; y por último fueron percibidos sismos con poca profundidad, a algunos 20 o 30 kilómetros bajo la superficie, siendo únicos en su género.
En un periodo de 1972 a 1977, la red sísmica de la misión Apolo, pudo observar un total de 28 sismos en sus 4 categorías. Los científicos agregaban que estos sismos podrían ser comparados con los de una magnitud de 5 grados en la Tierra, con suficiente energía para mover muebles y artículos pesados, los que también son capaces de agrietar paredes con duración de 10 minutos.
Neal agregaba que como la Luna es fría y rígida, los sismos logran que esta vibre aunque el movimiento no sea intenso, pero como se prolongan por un tiempo considerable, esto sería más significativo que la magnitud.
La información les permitiría conocer el límite de resistencia de los materiales de construcción de los hábitats que se envían a misión, al igual que la información es importante para identificar las áreas verdaderamente seguras para la instalación futura de bases lunares permanentes.
El origen de los sismos lunares, de acuerdo a este grupo de científicos, apuntan que los bordes de los cráteres enormes de la luna son relativamente jóvenes y que pudieran desplomarse ocasionalmente.
De acuerdo a la investigación, otros planetas también podrían sufrir de temblores continuos, e incluso podrían tener relación con los sismos en la Tierra.