Ciencia, computación y robótica todo en uno, para representar un concepto en una forma estética interesante. El resultado además se ve muy techie, es como una grandísima ola pixelada. Verdadero arte geek.
Dos robots esperan que salga una bolita negra para pegarla según un esquema basado en los juegos de luz y sombra provocados por el deambular del público. La instalación Outside Itself del artista argentino Federico Díaz es uno de los centenares de proyectos de la Bienal de Venecia, pero el único con robots.
«Me interesaba trabajar con algo que no se ve, por ello elegí la luz. Delante de los robots hay un área donde los movimientos de la gente son analizados por sensores. Cada esfera representa un fotón y la luz cambia según la presencia de los visitantes, el color de su ropa o la hora del día», explica Díaz, que para realizar el proyecto tuvo que diseñar un software, bautizado como Real Flow.
En el Massachusetts Museum of Contemporary Art, los robots interactuaron con el propio edificio, creando una especie de ola gigantesca que desde el suelo se estrella en la fachada, alcanzando el segundo piso.