Cuarenta y nueve años después de la llegada del hombre a la Luna, la NASA ha descubierto que hay agua en el satélite, concretamente en forma de hielo en los cráteres de sus polos, a los que nunca llegan los rayos del Sol y la temperatura no supera los -150 grados Celsius.
Ello se ha conocido, gracias a una investigación liderada por el profesor Shuai Li, en la que, además del Centro de Investigación de Ames de la NASA, están involucradas las Universidades de Hawái y Brown, que lograron descifrar los datos sobre este trascendental hallazgo.
Hace 10 años la agencia espacial india envió a la sonda espacial Chandrayaan-1 a observar la Luna. La sonda estaba equipada con el Moon Mineraroly Mapper (M3), un sensor óptico especialmente diseñado para detectar agua helada mediante el estudio de los datos de refracción de la luz en el espectro infrarrojo. Desde su regreso, los científicos han estado tratando de descifrar los datos recogidos y finalmente han logrado hacerlo.
Este descubrimiento, del que se hizo eco inmediatamente la prensa, lleva a pensar que hay agua a pocos milímetros de la superficie lunar, lo que podría ser un recurso muy útil “para futuras expediciones para explorar e incluso permanecer en la Luna”.
La presencia de agua en la Luna facilitará los planes de la NASA de establecer colonias fuera de la Tierra, algo que los científicos llevan valorando varios años, ante la posible devastación de los recursos terrestres. La Luna podría convertirse también en el punto de partida de la conquista del espacio por del hombre. En el satélite estará el campamento base de las futuras colonias que se establezcan luego en planetas más adecuados para el hombre.
Pero, aunque el agua es clave para la existencia de vida en cualquier planeta o satélite, la presencia de esta sustancia no significa que haya vida en la Luna. Tras los primeros viajes de la serie Apollo, los científicos descartaron la presencia de formas de vida en la Luna por culpa de las extremas condiciones climatológicas.
El doctor Chris Welch, experto en Astronáutica y sistemas espaciales, de la Universidad de Kensington, en Londres, explica que las bajas temperaturas de los polos lunares, unidas a la mayor radiación que recibe el único satélite natural de la Tierra, hacen prácticamente imposible la presencia de vida extraterrestre.
Hacen falta nuevas misiones espaciales, preferiblemente con astronautas tocando la Luna para que puedan analizar el suelo en el espacio, consideró el experto.